In 2018, Eugenio Scalfari reported the words that Bergoglio supposedly confided to him about his vision of the afterlife:
— Arcivescovo Carlo Maria Viganò (@CarloMVigano) April 21, 2025
“Sinful souls are not punished: those who repent obtain God’s forgiveness and join the ranks of souls who contemplate him, but those who do not repent and… pic.twitter.com/64JGhSDrjQ
Traducción:
En 2018, Eugenio Scalfari relató las palabras que Bergoglio supuestamente le confió sobre su visión del más allá:
“Las almas pecadoras no son castigadas: quienes se arrepienten obtienen el perdón de Dios y se unen a las filas de las almas que lo contemplan, pero quienes no se arrepienten y, por lo tanto, no pueden ser perdonados, desaparecen. No existe el infierno; las almas pecadoras simplemente desaparecen”.
Estos delirios heréticos se oponen directamente a la fe católica, que nos enseña que existe un Juicio particular para cada uno, del cual Bergoglio no pudo escapar. Por lo tanto, su alma no ha desaparecido ni se ha disuelto: tendrá que rendir cuentas por los crímenes que ha cometido, en primer lugar, haber usurpado el trono de Pedro para destruir la Iglesia católica y perder tantas almas.Pero si este no-papa y antipapa ya no puede dañar al Cuerpo Místico, aún quedan sus herederos: los subversivos a quienes ha nombrado inválidamente "cardenales" y que desde hace tiempo se organizan para asegurar la continuación de la revolución sinodal y la desestructuración del papado. Los apoyan también los cardenales y obispos conservadores que se han cuidado de no cuestionar la legitimidad de Jorge Bergoglio. Sobre estas personas recae la mayor responsabilidad del resultado del próximo cónclave.